Existen 5 vertientes de las promesas de Dios: Lo que Él nos va a dar. Lo que Él va a evitar que nos ocurra. Lo que Él va hacer. Lo que Ël va a otorgar. Lo que haremos nosotros en Él.
Lucas
24:49 He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero
quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos
de poder desde lo alto.
La
enseñanza del hermano Wallis fue hermosa. La misma nos dice que
debemos ser revestidos del Espíritu Santo. Recordemos que el poder más
grande, es el poder del amor; por amor Cristo fue a la cruz.
Dios nos proveyó de 5 poderes:
1.El poder del Amor
2.El poder de la Fe
3.El poder de la Palabra
4.El poder de la Oración
5.El poder del Espíritu Santo
2
Corintios 1:20, nos dice: Porque todas las promesas de Dios son en El
Si, y en El Amen, por medio de nosotros para la gloria de Dios. Toda
promesa que el Padre da, la da en Su hijo, es decir, estando en Cristo.
Gálatas
3:16 nos dice: Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su
simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino
como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo. Las promesas no se
cumplen: Sin Cristo o con Cristo. Las Promesas solo se cumplen en
Cristo.
Hay cinco niveles de la presencia de Dios:
El primer nivel es sentir la presencia de Dios.
El segundo nivel es meterse en la presencia de Dios.
El tercer nivel es que la presencia se meta en nosotros.
El cuarto nivel es convertirnos en portadores de la presencia de Dios.
Y el último nivel es valorar Dios de la presencia.
Hebreos
6:12 nos dice: “A fin que no os hagáis perezosos, sino imitadores de
aquellos que por la fe y la paciencia heredan las Promesas.”
Hay promesas que por la fe y la paciencia se heredan.
Existen
personas que al recibir el llamado de Dios piensan que la promesa
deberán recibirla de inmediato, pero hay que recordar que el vino nuevo
no se hecha en odre viejo, es un proceso. El vino nuevo debe echarse en
odre nuevo
Hebreos 11:33 establece: “Que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones”.
Hay
promesas que requieren fe para alcanzarlas. La obediencia hace que las
promesas nos alcancen. Las promesas, por obediencia de otros, nos
persiguen.
Deuteronomio
28:1-2: Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios,
para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo
hoy, también Jehová tu Dios te exaltara sobre todas las naciones de la
tierra Y vendrán sobre ti todas las bendiciones y te alcanzaran si
oyeres la voz de Jehová tu Dios.
Habrá personas que hoy escuchan esa promesa y esa promesa los alcanzará.
Salomón
hizo cosas más terribles que Saúl. Tuvo más de 300 mujeres y 600
concubinas. Tuvo ídolos, pero Dios no lo desechó, porque le había dado
una promesa a su padre David.
Hay promesas que no se cumplen hasta que todos los involucrados crean.
2
Samuel 7:13-15 El edificara casa a mi Nombre, y yo afirmare para
siempre el trono de su reino Yo le seré a el Padre, y el me será a mi
hijo. Y si el hiciere mal, yo le castigare con vara de hombres, y con
azotes de hijos de hombres. Pero mi misericordia no se aportara de el
como la aparte de Saúl, la cual quite delante de ti.
Por la fe, Abraham había salido de Ur y de Lot.
Génesis
15:3-4 Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que
será mi heredero un esclavo nacido en mi casa. Luego vino a el Palabra
de Jehová, diciendo: No te heredara este, sino un hijo tuyo será el que
te heredara.
Abraham
tenía muchas riquezas. Tenía todo, pero le faltaba algo: un hijo. Le
decía a Dios: mira todo lo que tengo y será un esclavo que lo heredara.
Pero Dios le había prometido un hijo. Recordemos que Abraham salió de Ur
de los caldeos, a la edad de 70 años, y su esposa de 60. Ellos tenían
una promesa, pero les faltaba salir de Lot. Hay lugares de los que Dios
te quiere sacar.
Abraham
sabía que Dios le podía dar un hijo, pero cuando Dios lo saco de su
tienda, le dijo: “Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las
puedes contar. Así será tu descendencia. (Gen 15:5)
Salmos 19:1 Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmando anuncia la obra en sus manos.
Dios le quería mostrar a Abraham algo grande como el cielo y las estrellas, pero que Dios era y es, más grande que todo eso.
Salmos
100:3 Reconoced que Jehová es Dios: El nos hizo, y no nosotros a
nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
Debemos
reconocer que Dios es nuestro padre y que somos hijos suyos. Abraham
ya había oído la voz de Dios; ya se había separado de Lot, pero ahora
Dios lo saco de su tienda y fue en ese momento que el creyó que Su
espíritu le podía dar su hijo.
Génesis 15:6. “ Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.”
Dios
te saca de lugares cuando ya te ha dado promesas. Dios te saca de tu
tienda. Cuando Dios le dio esa promesa a Abram, éste la compartió
seguramente emocionado con Sara, pero ella solo vio las circunstancias, y
no creyó que la bendición vendría a través de ella. Sara le pide
entonces, que se llegue a su criada para que con ella tenga un hijo. En
ese momento se descalificó, quiere decir que ella tenía también que ser
sacada de su tienda.
Génesis
16:1-3 Sarai mujer de Abram no le daba hijos; y ella tenia una sierva
egipcia, que se llama Agar. Dijo entonces Sarai a Abram: Ya es que
Jehova me ha hecho estéril; te ruego, pues que te llegues a mi sierva;
quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram al ruego de Sarai. Y Sarai
mujer de Abram tomo a Agar su sierva egipcia, al cabo de diez años que
había habitado Abram en la tierra de Canaan, y la dio por mujer a Abram
su marido.
Hay
matrimonios a los que Dios ha dado promesas; uno de los dos cree pero
otro no. Pero para que la promesa se cumpla, ambos tienen que creer.
Génesis
17:19 Respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a la luz un
hijo, y la llamaras su nombre Isaac; y confirmare mi pacto con el como
pacto perpetuo para sus descendientes después de él.
Génesis 17:21 Mas yo estableceré mi pacto con Isaac, el que Sara te dará a luz por este tiempo el ano que viene.
Gen
18:9-15 Y le dijeron: ¿Dónde está Sara tu mujer? Y él respondió: Aquí
en la tienda. Entonces dijo: De cierto volveré a ti; y según el tiempo
de la vida, he aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo. Y Sara escuchaba a
la puerta de la tienda, que estaba detrás de él. Y Abraham y Sara eran
viejos, de edad avanzada; y a Sara le había cesado ya la costumbre de
las mujeres. Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he
envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo? Entonces
Jehová dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara diciendo: ¿Será cierto
que he de dar a luz siendo ya vieja? ¿Hay para Dios alguna cosa
difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida,
Sara tendrá un hijo. Entonces Sara negó, diciendo: No me reí; porque
tuvo miedo. Y él dijo: No es así, sino que te has reído.
Dios
le pregunta a Abram donde está Sara y le confirma la promesa. Sara
escuchaba desde adentro de la tienda. Dios se lo dijo a Abraham para que
Sara lo escuchara. En el verso 13 dice que Dios le preguntó que por
qué se había reído y ella no lo quiso admitir.
Génesis
21:1-2 Visitó Jehová a Sara, como había dicho, e hizo Jehová con Sara
como había hablado. Y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez,
en el tiempo que Dios le había dicho.
Ya
el trato no era con Abraham sino con Sara, porque Dios quería tratar
con toda la familia. Lo que Dios promete lo cumple. Sacó primero a
Abraham y luego a Sara. Cuando la familia recibe una promesa a veces no
se cumple porque no todos han creído.
Génesis
17:20 Y en cuanto a Ismael, también te he oído; he aquí que le
bendeciré, y le haré fructificar y multiplicar mucho en gran manera;
doce príncipes engendrará, y haré de él una gran nación.
Dios
prometió bendecir también al a descendencia de Ismael, pero siempre que
hay promesas el enemigo lo quiere destruir. Agar caminaba en el
desierto con su hijo y observaba que él se estaba deshidratando.
Hermanos, cuantos niños hay afuera que sus padres han olvidado. Agar no
quería ver morir a su hijo, y lo empujó y se apartó de él, pero el
muchacho alzó su voz y lloró. Y la Biblia dice qué Dios hoyó su llanto.
El
Señor abrió los ojos de su madre Agar y ella vio que había un pozo de
agua, Dios estaba esperando que el muchacho clamara. Dios nos dice que
hay promesas en Él, pero espera que la familia entera salga de la
tienda.
Dios
pone en mi corazón que hay padres en este tiempo necesitan provisión
para sus hijos, pero Dios está esperando el clamor de los muchachos para
dar provisión a la familia. Es el tiempo de que los jóvenes hagan
clamor por sus padres para recibir la provisión.
Génesis 21:20 Y Dios estaba con el muchacho; y creció, y habitó en el desierto, y fue tirador de arco.
Este
muchacho fue bendecido cuando clamó. No sé cuál es la tienda de la que
Dios te tiene que sacar. No sé cuál es tu imposible. De hecho, Dios me
dijo en un momento de mi vida: “Nunca digas la palabra imposible,
porque cuando lo haces entristeces mi corazón”.
¡Hoy Dios te quiere sacar de tu tienda para mostrarte que Él es mucho más grande que todo!
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