Dios tiene un plan específico para su
vida y Su deseo más grande es que usted opere en ese plan diariamente.
Pablo nos dice que hagamos lo siguiente: “Mirad, pues, con diligencia
cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el
tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos,
sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.” (Ef. 5:15-17)
Esto es así para que disfrutemos las bendiciones de Dios y evitemos los peligros que vienen por la desobediencia.
Demasiados cristianos hoy
presumen conocer la voluntad de Dios para sus vidas. He oído a gente
decir que ellos son llamados al ministerio, y luego luchan con las
finanzas, el matrimonio y con la gente a la que ellos sirven hasta que
se cansan de hacer el bien.
Tenemos que caminar con
diligencia, o “con prudencia, con cuidado y precaución. En otras
palabras, deberíamos ser precavidos de las cosas que hacemos y de las
decisiones que tomamos.
Ahora, comprender significa
“entender, captar, que nos sea familiar”. Comprender la voluntad del
Señor es poner todas las piezas unidas o encontrar el sentido de ella.
La única manera de hacer eso es desarrollando una relación con el
Padre. Y no es algo que lo aprendamos de repente, de la A a la Z.
Es verdaderamente un constante despliegue de revelación.
La llave para recibir esta
revelación se la encuentra en simples actos de obediencia. Es como un
rompecabezas; una vez completado, las piezas crean un cuadro entero
que no podía ser discernido cuando estaban separadas. Cuando operamos
en obediencia, comenzamos a ver más claramente la perfecta voluntad de
Dios para nuestras vidas.
La Perfecta Voluntad vs. la Voluntad Permisiva
Para decirlo de manera
simple, la perfecta voluntad de Dios es Su plan y propósito para su
vida, no el suyo. Elevar su propia voluntad por encima de la voluntad
de Dios lo conducirá a la voluntad permisiva de Dios. La voluntad
permisiva es cuando Dios le permite que tome todas las decisiones. A
veces terminamos cometiendo errores, hiriéndonos a nosotros mismos, y
viviendo con lamentación.
Pero nunca es demasiado
tarde para cambiar. Si usted se arrepiente y se rinde a Dios, Él lo
perdonará y lo guiará de vuelta a Su perfecta voluntad.
¿Ve? Dios nunca lo forzará a hacer algo.
Si lo hiciera, todo el mundo sería salvo ahora mismo. Y aunque es la
voluntad de Dios que todos sean salvos (1 Tim. 2:4), Él no forzará a
nadie a aceptar la salvación.
Lo mismo es cierto sobre la
voluntad de Dios. Él la revelará a usted, si usted está dispuesto a
escuchar. La verdad del asunto es, sin obediencia, la voluntad de Dios
para su vida nunca ocurrirá.
Dios tiene un plan y
propósito para todos, pero debemos ser cuidadosos en no cargarnos con
deseos egoístas. No es lo que nosotros queremos, sino lo que Dios
quiere. Proverbios 3:5-6 nos dice: “Fíate de Jehová de todo tu
corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus
caminos, y él enderezará tus veredas.” Cuando usted obedece a Dios,
puede contar con Su protección. La sanidad, la cancelación de deudas,
la liberación, la sabiduría, y todo lo demás que usted necesita son
puestos a su disposición cuando camina en la voluntad de Dios.
Cómo Caminar en la Voluntad de Dios
Antes de hacer algo,
asegúrese de que su voluntad esté de acuerdo con la de Dios. Pase
tiempo en Su presencia leyendo y meditando en Su Palabra. Dios puede
también revelarle cosas a usted a través de su espíritu. Usted puede
hacer la pelota rodar demostrando su disposición para cumplir el plan
de Dios para su vida. Él promete que si usted lo oye y obedece Sus
mandamientos, Sus bendiciones lo alcanzarán (Deut. 28:2).
Hágase esta pregunta:
“¿Estoy en la voluntad de Dios ahora mismo?” Júzguese a usted mismo.
¿Está usted siguiendo la guía de su propia voluntad, o la voluntad de
Dios? Dios tiene un plan para usted; sin embargo, si usted comienza a
poner excusas y falla en hacer su parte, se perderá las bendiciones que
Él anhela darle.
Ahora no piense que la vida
se convertirá en un lecho de rosas una vez que usted comienza a
caminar en la voluntad de Dios. Habrá algunas espigas acá y allá.
Usted puede pensar: “¿Funcionará realmente esto?” o “Las cosas eran más
fáciles antes”. Eso puede ser cierto. Pero los beneficios de estar en
Su perfecta voluntad van a exceder el peso de cualquier recompensa que
usted alguna vez haya recibido por hacer las cosas a su manera. No
importa qué sucede, no se rinda. Sólo permanezca enfocado.
Renovar su mente es también
importante. La mejor manera de hacer esto es pasar tiempo en la
Palabra de Dios. Romanos 12:2 dice: “Y no os conforméis a este siglo,
sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento,
para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y
perfecta.” Cuanto más tiempo usted pasa en Su presencia, más él se
revelará, y mejor reconocerá Su voz.
Recuerde usar la Palabra
de Dios en sus oraciones (1a Juan 5:14-15), y espere que Él responda.
La oración es tener una conversación con Dios. Él habla y usted
habla. Pero es igualmente importante escuchar. Muy a menudo, Dios
está listo para revelar respuestas a nosotros ahora mismo. Pero tan
pronto como hemos terminado de hablar, nos apresuramos a llevar a cabo
nuestros planes. Luego nos preguntamos: “¿Está Él realmente
escuchando?” La mejor pregunta es: “¿Y usted?”
Cuando Dios le revela Su
plan a usted – y Él lo hará – escríbalo. Escribir la visión le asegura
que hay un plan para su vida (Hab. 2:2). Mantenerlo delante de sus
ojos sirve como un constante recordatorio que usted debería estar
haciendo algo diariamente para lograr la tarea. Péguelo en varios
lugares – su heladera, espejo, auto, puerta de entrada y computadora.
Y asegúrese de escribir la
visión claramente. Dios enviará obreros para ayudarlo a lograr la
meta, y ellos deben tener una comprensión clara de cómo pueden asistirlo
en lograr que el trabajo sea hecho.
Si usted ya conoce la
voluntad de Dios para su vida y está caminando en ella, ¡alabe a Dios!
Si conoce Su voluntad y no está activamente trabajando hacia el
cumplimiento de su llamado, yo lo aliento a comenzar. Y finalmente,
si no conoce la voluntad de Dios para su vida: “Pedid, y recibiréis,
para que vuestro gozo sea cumplido” (Juan 16:24).”
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